En un momento, la luz se va y no sabemos... no sabemos... la luz interior... la luz interior... Y el aire sin aire... sin aire... Estoy en la transformación... de esa luz, de ese aire... Yo creo que para que el aire fluya definitivamente hay que hacerlo arder con la luz nocturna de los seres que están perdidos en su propia inmensidad, pero que aman su libertad.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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