Detesto una sociedad en la que no puedes explicar lo que sientes, no puedes sincerarte, no puedes comunicarte... y en la que cuando lo haces te consideran un ser extraño, sospechoso... porque se te pide que no pienses por ti mismo, que no te contradigas, sino que seas una especie de autómata, reverente y previsible en todo...
viernes, 17 de septiembre de 2010
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