Tal vez si sintiéramos de verdad el aire que respiramos, todo sería diferente, si escucháramos cuándo cantan los destellos de las sombras, si dibujáramos lo que siente la piel cuando es acariciada... Y solo eso, pintar el tiempo irrecuperable o el porvenir. En el mismo instante en que te visita el olvido. En ese instante de penitencia y de crisis alguien vendrá. Y sentirás la lluvia de los recuerdos perdidos.
lunes, 13 de diciembre de 2010
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