Dejamos de llegar a tiempo y algo se rompió... en la intimidad. Detrás de cada rendición tal vez haya una necesidad de huir. Y en toda huida late una especie de reencarnación o un nuevo viaje hacia el misterio de las cosas olvidadas. Porque, cuando renaces, el mundo vuelve a existir y tú ya no eres el mismo, aunque lo parezca.
domingo, 12 de diciembre de 2010
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