Si ocuparan cargos políticos las personas mejores formadas en el puesto dado y con un alto sentido de la responsabilidad y de la honradez, además de someterse a un control férreo con un órgano específico independiente, creado al efecto, y que controlara cómo se lleva a cabo tal gestión de los recursos públicos y verdaderamente dirigido a servir a los ciudadanos, no se necesitarían tantos asesores, ni se robaría tanto, ni habría tanto gasto público superfluo...
domingo, 29 de julio de 2012
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