Muy feliz. La lucha de la supervivencia de los libros depende muchas veces del azar y de la generosidad de personas. Y siempre es una sorpresa que a alguien le pueda interesar algún rastro disperso del pasado a la deriva por un tiempo que es de todos. Hace veinte años terminé Memorias de un objeto (1999-2001). Nausinoos lo escribí en 2005 y Oblivion, entre 2007 y 2008. En su momento tuve la fortuna de verlos publicados en España, al año siguiente. Del primero también hubo una reimpresión en 2006, en otra editorial. Nausinoos se ha traducido al griego, al inglés y al alemán. Estos textos forman parte de un camino poético hacia la objetividad más extrema y la metafísica que emprendí y que abarca casi toda aquella década, junto a otros libros como Puntos de fuga (2005) y Los pájaros invisibles (2005). En estos volúmenes hay una defensa a ultranza y muy radical de la imaginación frente a lo experiencial y coloquial, esto es, frente al canon actual e inamovible de la poesía en español. Han pasado 20 o 13 años de aquello. Una profunda crisis económica, moral y social provocó en mí la necesidad de buscarme de nuevo entre las palabras, de recuperar las palabras que la política y los dogmas habían corrompido o confundido o manipulado, así lo percibí y lo sigo percibiendo. Pero eso es otra historia. En cualquier caso, todavía no he renunciado ni renunciaré a la imaginación como la herramienta más poderosa de transformación individual y social. Me apasiona buscar y encontrar espacios poéticos complejos, refugios de la imaginación donde sobrevivir...
Tal vez no tenga mucho sentido publicar este libro ahora, puesto que va más a contracorriente que nunca, pero he querido hacerlo por algún motivo que aún desconozco. Quizá porque hace veinte años un editor de un país americano quiso publicar Memorias de un objeto, ya que creía en él, pero al final no supe más. Y porque siempre me quedé con la curiosidad de saber qué hubiera pasado en ese continente hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario