Quisiera agradecer a Lee Lee Moss su gran generosidad, confianza y sugerencias, sin las cuales no hubiera podido llevar a cabo este trabajo.
Hablar de la artista multidisciplinar Lee Lee Moss, nacida en Graz (Austria), es adentrarnos en un mundo rico y complejo, con una especial sensibilidad. Durante su juventud se dedicó a la gimnasia de competición, a los estudios de piano, así como a la actuación. Otra de sus principales pasiones ha sido la arquitectura, en la que destaca tempranamente al combinar sus estudios con el trabajo en algunas de las oficinas más relevantes de arquitectos de su país. En esta época, comienza a interesarse por la fotografía para arquitectos en la universidad, donde realiza algún curso y comienza a vender los primeros retratos.
Su evolución creativa le permite afianzarse como bailarina y coreógrafa en otra de sus grandes pasiones: la danza. También desarrolla su carrera y sus habilidades, combinándola con otras actividades, como, por ejemplo, la programación cultural y producción musical, en Graz, Viena, Bruselas y Nueva York, donde vivió quince años. Después de pasar varias estancias en Montreal, Manila y Hong Kong, regresa a Europa. En la actualidad, divide su tiempo entre Austria, Suiza y España.
Sus intereses lingüísticos la han hecho profundizar, además de en su lengua materna (el alemán), en el inglés, el francés y el español. Por otra parte, su creatividad la ha ido desarrollando igualmente en otras áreas, y de manera no menos importante, como la literatura, las artes visuales y la traducción. Escribe con frecuencia poemas, reflexiones, aforismos y breves ensayos que publica en su blog (https://www.leeleemoss.com/blog). Por otro lado, ha llevado a cabo algunas traducciones de poesía contemporánea y de ensayo sobre artes escénicas.
Una buena parte de sus creaciones de la última década están especialmente destinadas a las artes visuales, sobre todo a la fotografía, aunque cultiva, también, la videografía, el dibujo, la pintura, así como el diseño bidimensional y tridimensional. Finalmente, otros intereses que ayudan a describir su rico mundo se pueden encontrar citados en su espacio virtual: «el bienestar y el cuerpo eléctrico: la interacción de las energías y el campo; el empoderamiento de los principios femeninos», así como los «estudios de filosofía, cosmología y conciencia». Asuntos que transitan, igualmente, por su obra creativa.
Tal y como apunté más arriba, en la actualidad, el epicentro de su producción se encuentra en lo que ella misma ha denominado como «retrato de vida», que incluye fotografía tanto de calle como paisajística, entre otras cosas. Algo que se puede comprobar en las series (odd) [couples], regalos del cielo, green sights, regalos de la luz, cloud-tree, umschlagplatz, catcher in the grain, altered images, zäzilia, breeding.grounds, snowtrees, extraterrestres azules, SELVES, la misma luz, friends, skytrees, los anarchos, abandoned, construction.love, lost & found, asphalt:lights, asphalt: mirrors, asphalt:patternso ravine. Una parte de las mismas puede observarse en su página web: http://www.leeleemoss.com.
Se podría decir que uno de los elementos que define su obra fotográfica es algo muy común entre los creadores de este tipo de arte: el detalle. Pero lo más valioso es el camino que cada fotógrafo busca para lograrlo. Si lo esencial en toda imagen estática es la captación del momento, la parálisis, también nos encontramos ante lo poético, no lo narrativo. El instante es una muesca en la historia, algo vertical que corta el tránsito natural de las cosas. Moss persigue con insistencia la parálisis del tiempo que le ha tocado vivir, nos invita como espectadores a contemplarlo y repensarlo. Su atención persigue aquellas energías que se encuentran escondidas en la cotidianidad y que, a veces, nos regalan momentos que apenas percibimos o atendemos en nuestra vida común.
Lee Lee Moss es una «buscadora de la luz», comprende sus ritmos, sus geometrías, sus destellos, su fuerza efímera. Ello sobrevuela toda su obra, pero se puede percibir muy bien, por ejemplo, en su serie regalos de la luz, donde en el ámbito urbano descubre algunos secretos y juegos lumínicos casuales. Esa necesidad del detalle la lleva a reconocer tesoros visuales tanto en las calles de grandes ciudades como Nueva York, Manila, Viena, entre otras, o en los paisajes naturales de Estiria, uno de sus refugios favoritos, por citar algunos ejemplos. Pero Moss suele ser una fotógrafa de aproximaciones intensas, íntimas a los objetos. Recorre las ciudades y se encuentra con los detalles cotidianos que toma con su cámara. Su capacidad de observación de los elementos misteriosos es admirable y así lo demuestra en cada imagen: los reflejos del agua de los charcos en las series umschlagplatz y asphalt:mirrors; la huella del viento en la hierba en catcher in the grain; los cuadros abstractos de las rocas en breeding.grounds o los destellos de la luz en el asfalto, en la serie asphalt:lights.
Sus investigaciones la conducen a retratos de la vida cotidiana, como, por ejemplo, en la serie (odd) [couples], donde despliega un fino sentido de la observación, captando imágenes con parejas y personas solas, en situaciones no preparadas, pero sorprendentes, donde las situaciones recogidas, como la vida misma, poseen detalles que nos hacen reflexionar a los espectadores sobre la naturaleza humana. Cada individuo fotografiado aquí parece contarnos un momento de su historia actual, verdadero. En este sentido, algo que repite con frecuencia Moss es la «verdad de la piel», en sus palabras (y su tipografía) «:truth-of-skin:», esto es, lo no preparado previamente, el arte más esencial, auténtico, la «realidad vivida» o la «belleza de la vida». En este sentido, Moss ha señalado en alguna ocasión que «... there is nothing that can replace the truth of skin: presence – physical presence – the in-person encounter in the here and now, the sharing of time and space; the fully embodied interaction with the field of the environment and/or the field of another person, all senses employed; but especially the largest organ, the skin, the factual but permeable perimeter between visible and invisible portions of our existence...» (trad. propia: «… no hay nada que pueda reemplazar la verdad de la piel: presencia, presencia física, el encuentro en persona en el aquí y ahora, el compartir tiempo y espacio; la interacción completamente encarnada con el campo del entorno y/o el campo de otra persona, todos los sentidos empleados; pero especialmente el órgano más grande, la piel, el perímetro factual, pero permeable entre las partes visibles e invisibles de nuestra existencia...»).
Por ello, pareciera relacionar en sus imágenes lo efímero con lo verdadero. Igualmente debe entenderse en su serie de autorretratos, titulada SELVES, donde lo que fotografía es su sombra y algunos rasgos de su rostro. Su cuerpo se convierte en un destello más, en una energía más de las fuerzas de la naturaleza que hay que descubrir, que se muestra poéticamente, con todo el misterio que ello supone.
A lo largo de esa exposición de lo que no se ve, pero que se percibe en la imagen, también dedica alguna parte a los objetos humanos abandonados, con toda la significación que ello conlleva. Esto se puede observar en las series abandoned (donde se ven bicicletas de diversos tamaños en la calle sin dueño), lost & found (donde zapatillas, paraguas, guantes, brazos de maniquíes, muñecas, gafas de sol, muletas, etc. se encuentran en el suelo a su suerte) y construction.love (donde se observan objetos, sobre todo metálicos, destinados a construir algo desconocido). En ellas se percibe la fascinación de la autora por los metales gastados y las estructuras inacabadas. Finalmente, el arte urbano tiene cabida en su obra, en las series friends (donde fija su atención en algunos grafitis muy divertidos) y los anarchos (donde insiste en la captación de otros grafitis en varias ciudades).
Lee Lee Moss también recoge detalles naturales no urbanos, especialmente nubes y parajes solitarios de los bosques. La naturaleza se puede observar en las series green sights (donde las verdes y frondosas texturas del bosque salvaje adquieren un gran protagonismo), cloud-tree (donde las formas de las hojas de los árboles parecen nubes), snowtrees (donde la vida se desplaza en las formas oscuras y blancas de las ramas nevadas con una poderosa belleza) o en el especial paraje que se retrata en ravine.
Por otra parte, quisiera destacar que, en los últimos años, las hermosas instalaciones zäzilia-centenary y hope springs eternal, de Lee Lee Moss, fueron seleccionadas para las Bienales Photo Graz 022 y 024, respectivamente.
Esta creadora tan especial que sigue la belleza de lo cotidiano podría vincularse a la herencia de autores como Vivian Maier, Masha Ivashintsova, Wolfgang Tillmans o Stephen Shore y de proyectos colectivos como Urban Disorder, por citar algunos ejemplos. Aunque, obviamente, su mundo responde a razones y principios muy diversos.
La búsqueda de la belleza en lo cotidiano urbano, sobre todo, en color, es algo que hoy posee cada vez más adeptos. No obstante, pocos creadores nos hacen descubrir de una manera espontánea los escenarios, los tesoros, la belleza de lo cotidiano. Y es que Moss cultiva en su obra el interés por lo invisible en lo visible, tanto a través de todos los colores, como a través del impacto de la escala de grises que tanto aprecia, tal y como se puede ver, por ejemplo, en su pieza grey mist. La operación de estar es una mezcla entre visión y azar, oportunidad y cambio, de lo íntimo y lo absoluto. Y aquí Lee Lee Moss nos observa desde la penumbra, desde sus especiales sombras y destellos, desde lo salvaje y lo urbano, desde una obra con una honestidad apabullante, donde el trabajo, el rigor y el misterio se combinan con la belleza de la sorpresa y del descubrimiento.
Selección de obra fotográfica de Lee Lee Moss, escogida por RGM:
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De regalos de la luz. © Lee Lee Moss |
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De green sights. © Lee Lee Moss |