sábado, 6 de junio de 2009

¿Dónde están los librepensadores en España?

Me temo que escondidos están los pensadores libres en España. Con las elecciones europeas a la vuelta de la esquina no se escuchan voces libres, juiciosas. Sino dos partidos, esencialmente dos, los demás apenas tienen presencia, las dos Españas, que compiten en quién puede ser la más demagoga, la más mezquina, la más oportunista. En los medios de comunicación se viene asistiendo al mismo juego con el fin de llegar, aparentemente de una manera un poco más apolítica, a la sociedad civil, a través de los periodistas y comentaristas, pero a aquella parece haberla tristemente "salvado" la crisis. Y lo digo con estas palabras porque la sociedad civil me parece que no quiere palabras, sino hechos, demostraciones de unidad, soluciones a los problemas más inminentes: el paro, la pobreza, el hambre. Por ello, la política, los políticos deben dar la talla, y no la dan. De 100 acciones, menos de 10 pueden ser aprovechables para la sociedad, el resto no se sabe. Esta es mi impresión. De cada 1.000 políticos, uno tiene vocación de servicio a la sociedad; de cada 1.000 gestores, uno hace su trabajo bien y beneficia a la sociedad... ¿Por qué los demás, no? ¿Por qué la política es igual a demagogia y engaño? ¿Por qué cada vez más hay un gran vacío entre la clase política y la sociedad civil? Lo que se ve es que la mayoría superpone sus intereses individuales o partidistas por encima del bien de la sociedad. Yo no confío ya en ningún partido político, aunque sigo creyendo en la democracia. Hasta que no vea que unan sus esfuerzos de una manera efectiva y clara, hasta que tenga la sensación de que no se desperdicia el dinero público, el de todos, en gastos innecesarios, hasta que no se bajen el sueldo todos los políticos de este país, hasta que no tengan otra actitud más constructiva ante los graves problemas que padecemos todos, mientras no se respete verdaderamente la libertad de expresión, aunque se diga lo contrario, mientras no desaparezca la especulación... mientras el Congreso, el Senado o los Parlamentos, es decir, donde toman las grandes decisiones nuestros partidos políticos, continúen sin demostrar, en los principales problemas, ejemplo de buen gobierno, yo seguiré sin ir a votar. Ni siquiera me molestaré en votar en blanco. Sencillamente no iré a votar a las elecciones ni de España, ni de esta Europa hipócrita, racista, clasista y mal llamada primer mundo.

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