Hay días en los que nadie parece mirar a nadie. Pero hoy no me ha parecido uno de esos días. Hoy sombreaba la tristeza en el aire, pero había algo distinto en los ojos de los demás. Todos se miraban con mayor complicidad en la calle, en los lugares que he visitado hoy. Pero nadie decía nada importante. Y todo aquello me hizo pensar que somos compañeros del mismo viaje insólito y que la melancolía es el principio de todo lo eterno y que estamos compuestos de todas las eternidades posibles.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
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