sábado, 17 de julio de 2010

Ángel caído

Hay un silencio esta noche que bien vale el rumor de todos los silencios juntos. En noches como ésta, a veces me pregunto si el silencio sirve para algo. Y si la luz oscura lo devora todo, por qué no abandonarme a ella. Si este minucioso silencio ha de comerme enterito, que lo haga rápido, que me desmenuce en fragmentos irreconciliables y me sirva sobre una bandeja de plata. Estoy acostumbrado al fuego de las hogueras, aquellas que te amenazan dulcemente al anochecer. Puedo también pensar que la armonía se construyó para entenderse a uno mismo. Pero tantos restos de silencio me encogen los oídos. Me gusta escuchar el rumor de las estrellas cuando caen. Y es que alguien me dijo una vez que, cuando nace un poeta, cae una estrella. Yo creo que cuando un poeta viene a este mundo es porque otro ángel ha sido expulsado del cielo.

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