Las miradas eléctricas me roban las palabras. Pero yo creo en quedarnos a ciegas, de repente... Yo creo en las cadenas rotas que transforman la luz, que tiran de mí a destiempo por el asfalto de la madrugada, mientras escucho en mi cabeza la respiración de todos los murciélagos.
lunes, 30 de enero de 2012
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