jueves, 30 de abril de 2009

Mensaje en una botella

En este instante... me invade una forma de soledad, un espacio perdido... en este mundo tan eterno... Pero la vida me obliga a pensar lógicamente. Escribo desnudo estas notas. Quizá así pueda dar un paso más hacia mí mismo. No es suficiente saber. No es suficiente conocerse. En un edificio de palabras el poema es la gran mentira. Como todo lo que me rodea. Mirarse a los ojos, observarse cuidadosamente frente al espejo y morder los labios. No hablar, esconderse y olvidarse de uno.
Europa también se ha olvidado de sí misma durante mucho tiempo. Europa tiene demasiados remordimientos y oculta las palpitaciones más inquietantes de su pasado. No es libre, por ello. Hace unos días un operario encontró, enterrada en un muro de Auschwitz, una botella con un mensaje escrito por siete prisioneros, sobre un trozo de papel de un saco de cemento. Hace unos días, hace 65 años. En ella se detallan sus nombres, sus fechas de nacimiento, sus números de identificación en el campo y sus nacionalidades: siete polacos y un francés.

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