Andaba sobre un camino de clavos y llegué a una puerta antigua. Mis pies sangraban. La abrí y había un bosque muy espeso, cubierto de niebla. Apenas podía ver. Resbalé y caí cuesta abajo. Llegué a un lago. En él bebía agua una pantera blanca. Nadé hacia ella y lamió las heridas de mis pies. Luego, me condujo hasta un acantilado. Y allí desperté. Sudaba, pero hacía frío, mucho frío.
*
Delante de mí, estaba yo, mi otro
yo. Nos mirábamos mutuamente, en silencio, inmóviles. En paz. De pronto, empezó
a caer una lluvia muy fina y mi doble se desvaneció. Entonces me quedé solo,
mojado, mirando al infinito y sentí una gran alegría. Y así dejé que aquella
lluvia también traspasara mi júbilo.
*
Un sueño de pájaros. Los escucho
en la oscuridad. Enciendo una cerilla. Una corriente de aire se lleva mi cara.
Y la luz.
*
Cruzo la calle corriendo, rápido, muy rápido. Mi corazón no puede más y
me invade un temblor, un brote de asfixia. Me detengo en mitad de la carretera,
agotado. Respiro forzadamente, como si quisiera seguir viviendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario