El negro es mi color preferido. En él se halla el aliento nocturno. La energía poética de las últimas palabras, de los últimos gestos verdaderos. La respiración se vuelve dolorosa cuando cierras los ojos, cuando olvidas tus sueños, cuando te incorporas y te ves atado a la realidad. No importa, caer dignifica un poco, porque ascenderemos a otros lugares desde abajo y volveremos a respirar algo duro, muy duro de olvidar...
miércoles, 4 de agosto de 2010
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