sábado, 2 de enero de 2010

Géminis



En el principio ni siquiera las palabras existían, tan sólo dos cuerpos que se amaban. En el principio algunos ángeles habían caído y sus imágenes muertas poblaban el mundo. Pero dos inmensos cuerpos definían lo eterno y eran una santa unidad: la tierra y el cielo. Entre ambos se formó un vacío que, luego, se transformó en aire. Y aquellos ángeles que habían perdido la primera guerra del cielo quisieron respirarlo para liberarse del rigor mortis. Regresar a la vida, a la tragedia de la vida, por breve que fuera. Y quisieron ser un único pensamiento dual, un modelo de perfección que impidiera el equilibrio de Dios. Y crearon las diferencias, fabricaron las potencias necesarias para quebrar la síntesis divina. El bien y el mal habían sido inventados. Y así los ángeles se convirtieron en seres humanos. Por ello, en cada instante que, desde entonces, ha marcado su existencia, transita un pensamiento eterno disfrazado de pretérito, presente y futuro.

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