Amanece otra vez. Otro lunes observando con asombro el mundo, y sí, tengo que estar en él. Y sé que es un desierto repleto de selvas. Un desierto. Yo lo sé. Me gusta este desierto, me he acostumbrado a él. Y estoy en un espacio libre para pensar, para ser yo mismo, protegido por la soledad de los cuatro vientos.
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